jueves 9 de mayo de 2024
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Cambios múltiples o subsidio a minoristas; pero la sangría aflojó

En la semana posterior a las PASO dos fenómenos se manifestaron simultáneamente; por un lado, los ahorristas huyeron de los pesos, desarmaron depósitos y corrieron al dólar (desconfianza en la moneda), pero por el otro lado comenzaron un goteo de depósitos en dólares, que después del reperfilamiento se convirtió en hemorrágico (desconfianza en los bancos).
Con el control de cambios el gobierno limitó la corrida contra el peso, al sacar la mitad de la demanda del mercado y al mismo tiempo aseguró que los dólares de las reservas, que hasta ese momento se usaban para sostener el tipo de cambio, quedaran libres para garantizar los depósitos porque, aunque los encajes de los bancos y las reservas de libre disponibilidad son dos tanques distintos, el dinero es fungible y los ahorristas nunca parecieron interesados en esta sutil diferencia.

El resultado sobre depósitos fue contundente; del pánico de los ahorristas que venían retirando 200 millones diarios pero que el miércoles 28 de agosto sacaron 425, el jueves 832 y el viernes 1.113 millones, se pasó a una secuencia exactamente inversa, donde cada día se desaceleró la sangría. Este gráfico ilustra de manera brillante la aceleración de los acontecimientos que forzaron la implantación del control de cambios, desde que el gobierno decidió reperfilar compulsivamente los vencimientos de deuda de corto plazo, el 28 de agosto.

 
 
 
 

Arbitrajes y dólar financiero

Mientras se recuperaba la calma en los bancos y respiraban cierto alivio las reservas del Central se aceleraron las operaciones de arbitraje que le permitían a las personas físicas comprar hasta 10.000 dólares a precio oficial y venderlos a través del mercado de bonos y acciones, a los institucionales a los que el cepo sacó del mercado.
Más aún; como no había límites para este arbitraje, cualquier ahorrista minorista podía llegar a comprar 10.000 dólares mensuales incluso aunque no tuviera esos ahorros en pesos, porque podía colocar cualquier excedente de pesos en dólares, pasarse a bonos dolarizados, venderlos en pesos a los que querían sacar divisas y volver a dar la vuelta una y otra vez hasta que llegara al tope de 10.000 billetes verdes. Ese “rulo” alimentaba el mercado de contado con liquidación, que es el nombre técnico de la operación que permite sacar dólares del país, vía el trading de bonos. Pero el miércoles se cortó ese canal porque el Central y la CNV dispusieron sendas medidas que, en la practica, permiten hacer un solo rulo cada 12 días hábiles. Esta nueva regulación no cambia nada para el que tenía mas de 570.000 pesos y podía comprar los 10.000 dólares de una sola vez, pero le pone un tope al que, con menos pesos, llegaba a ese límite dando la vuelta varias veces (de ahí la expresión “rulo”).

¿Pero que es exactamente lo que estuvo pasando en el mercado? Porque en el caso del que tenía los 570.000 pesos y decide comprar dólares a 57 y venderlos a 63, claramente se trata de alguien que está arbitrando entre dos mercados, lo que demuestra que el verdadero valor del dólar no es el del mercado regulado, sino el que se obtiene en el libre, o paralelo. De algún modo este mecanismo blanquea la existencia de un dólar comercial y uno financiero. Es importante entender que, en tanto y en cuanto el Central no venda reservas para sostener artificialmente el dólar comercial, la transferencia es entre privados. Es obvio, no obstante, que se trata de una transferencia forzada, porque al exportador se lo obliga a liquidar al precio oficial y es con esos billetes que se abastece el dólar financiero, al dárselos al ahorrista individual a $57 y permitírsele que los venda en el financiero a $63 o mas. Pero en el caso de los que hacían el rulo también la fuente de las divisas proviene de los exportadores; la diferencia es que ese mecanismo permitía que alguien que no tenía capacidad de demanda, la fuera construyendo, por lo que era la regulación la que generaba la renta.


Sin rulo, o con el alizado que le impone las nuevas medidas, desaparece una fuente de demanda de divisas del oficial (lo que le quita presión) pero también deja de alimentarse la oferta del dólar financiero, por lo que ahora hay que pagar un precio mayor para sacar divisas del país, tal y como lo evidencia el salto de la brecha que se observó el jueves y el viernes.

 
 
 
Este salto no señala un aumento de la incertidumbre, puesto que solo obedece a un cambio en la regulación. No obstante, al ser mayor la brecha entre los dos dólares, le pone presión al tipo de cambio oficial, porque por un lado incentiva a los importadores a adelantar operaciones para hacerse de los dólares baratos, al tiempo que demora la decisión de exportar para esperar un dólar mas caro. Por otro lado, esa brecha opera en la práctica como un impuesto potencial a la inversión extranjera porque si se traba la remesa de utilidades y las empresas tienen que utilizar este mecanismo para sacar divisas, venderían su producción a $57 pero deberían pagar un dólar de $70 para salir.
 
Publicado en Clase Media, el Newsletter de Martín Tétaz el 16 de septiembre de 2019.
 
 

 

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